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Dos libros con ¿nada? en común

Dibujar, escribir, inventar historias con mis muñecos, construir ciudades con mi colección de maderitas: éstas eran mis actividades preferidas cuando era niña y todavía no me había planteado si era o no una persona creativa.

Pocos años después empezaron las inevitables comparaciones y los juicios propios y ajenos. No sé en qué momento decidí que yo no era creativa. Anduve con esa creencia a cuestas hasta los veintipocos. Entonces, en una clase de hipnosis con PNL, la profesora lanzó una pregunta a los alumnos: ¿os consideráis personas creativas?

Mi respuesta automática fue «no». A través de los ejercicios y reflexiones de aquel día, fui consciente por primera vez de mi creencia de persona no creativa. Eso me hizo entender la causa de muchos bloqueos que, durante años, había tenido para crear, en especial a la hora de escribir.

En algún momento de aquella formación que duró un año, pasé de considerarme no creativa a saberme infinitamente creativa. No me preguntes cuál fue el A-B-C del cambio, porque no lo sé. Imagino que interactuaron ejercicios, reflexiones en voz alta, inducciones hipnóticas, tomas de conciencia y el simple paso del tiempo, que todo lo va colocando poco a poco en su sitio, la mayoría de veces sin que nos demos cuenta.

Te cuento todo esto porque hoy te traigo un libro sobre creatividad y otro de una persona muy creativa que escribió muchas grandes obras literarias. Aparentemente, estos dos libros no tienen nada que ver. No obstante, si aplicas tu creatividad (la tienes, te lo aseguro) sabrás ver los puntos en común que hay entre uno y otro libro. Como te cuento al final del Diario de lecturas de hoy, en eso consiste la creatividad: en unir ideas que parecen la noche y el día para crear algo nuevo y nunca visto.

 

Dos libros con ¿nada? en común

Los dos libros que no tienen ¿nada? en común son éstos:

  • Una colección de relatos de uno de los mayores escritores de todos los tiempos (puedes comprarlo aquí).
  • Otra colección, ésta de pistas sobre cómo se dirige una de las empresas más famosas y creativas del mundo (puedes comprarlo aquí).

Pocos años después de haberme dado cuenta de que sigo siendo tan creativa como cuando era niña, entiendo que la creatividad está en todas partes. Todos creamos todo el tiempo. Un pintor crea conscientemente su cuadro; un químico crea conscientemente su fórmula; un albañil crea conscientemente su pared…

Tal vez tú no seas consciente de que creas, pero eso no significa que no estés creando ya, todo el rato. Creas cuando inicias una conversación, cuando cocinas una nueva receta, cuando escoges una ruta distinta para ir al trabajo. Por alguna razón, a medida que crecemos perdemos la conciencia de nuestra creatividad. Podemos seguir viviendo como si no fuésemos creativos, o podemos recuperar nuestra esencia creativa y disfrutar creando conversaciones, recetas, pasos, textos, dibujos… o lo que sea.

En Creatividad S.A., Ed Catmull te habla de cómo gestionar una empresa creativa como Pixar. Todo lo que contiene ese libro es aplicable a tu vida y a la recuperación de tu creatividad.

Con Ojos de perro azul, de Gabriel García Márquez, podrás gozar de las primeras muestras de genio creativo de este escritor al que ya pudiste conocer en el episodio inaugural de la primera temporada de Léeme.

¿Que estos libros no tienen nada en común? Aparentemente. Pero si pones conciencia, si buceas bien en ellos, empezarás a ver las similitudes que los unen. Pon en marcha tu creatividad, extrae ideas de ambos libros y crea algo nuevo en tu vida: una idea, una inspiración, un plan de futuro…

Todos los libros te ofrecen una vía creativa; luego eres tú el que tienes que verla y transitarla.

Nos vemos en los comentarios 😉

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